El aeropuerto de Hong Kong reanudó sus operaciones este martes, un día después de que se cancelaran todos los vuelos cuando miles de manifestantes prodemocracia invadieron la zona de llegadas, mientras las autoridades chinas subían el tono respecto a las protestas.

«Reanudamos las facturaciones», dijo a la AFP un vocero del aeropuerto el martes al amanecer, mientras en las pantallas de información se anunciaba el embarque y la llegada inminente de varios vuelos.

Unos 5.000 manifestantes, según la policía, celebraron el lunes su cuarta jornada de sentada pacífica para sensibilizar a los viajeros sobre su causa. Algunos enarbolaban pancartas en las que se leía «Hong Kong no es seguro» o «Vergüenza de policía». Los manifestantes acusan a los policías de recurrir a una violencia desproporcionada para reprimir sus protestas.

Los manifestantes fueron abandonando poco a poco el aeropuerto a lo largo de la noche, sin intervención policial. La mañana del martes solo quedaban unos cuantos y ya se habían retirado muchos de los posters y pancartas que los manifestantes instalaron por las terminales, aunque no los grafitis. Algunos de ellos decían «ojo por ojo».

Este fue el eslogan adoptado para la protesta del lunes, después de que una mujer sufriera una grave lesión en el rostro que le habría hecho perder la vista de un ojo durante una manifestación la noche del domingo, que derivó en actos de violencia.

Los manifestantes indicaron que planean regresar al aeropuerto a lo largo de la jornada del martes para reanudar su protesta.

El cierre del octavo aeropuerto internacional por número de pasajeros (74 millones en 2018), conocido por su eficacia, fue anunciado el lunes, cuando el gobierno central chino dijo ver «signos de terrorismo» en el movimiento de protesta en esta región semiautónoma.

La anulación de vuelos y las declaraciones de las autoridades chinas evidencian una nueva escalada en la crisis que empezó a comienzos de junio, la más grave en Hong Kong desde su devolución a Pekín en 1997, con diez fines de semana consecutivos de protestas, muchas con enfrentamientos violentos entre radicales y las fuerzas del orden.

Un alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos instó el lunes a «todas las partes a evitar la violencia». «Las sociedades se benefician cuando se respetan los diversos puntos de vista políticos y se puedan expresar de manera libre y pacífica», agregó.

  • Momento crítico –

«Los manifestantes radicales de Hong Kong recurrieron en varias ocasiones a objetos extremadamente peligrosos para atacar a los policías, lo que constituye un crimen grave y revela signos incipientes de terrorismo», declaró en Pekín el portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, Yang Guang.

El lunes por la noche, los medios estatales chinos difundieron videos en los que se veía vehículos blindados de transporte de tropas dirigiéndose supuestamente hacia Shenzhen, fronteriza con Hong Kong.

El Global Times dijo que la policía militar china se estaba preparando para «aparentes ejercicios a gran escala».

En un comentario publicado en la madrugada del martes, la agencia Xinhua consideró que el futuro de Hong Kong estaba en un «momento crítico».

Desencadenada por el rechazo a un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones hacia China, la movilización de Hong Kong amplió sus reivindicaciones para denunciar un retroceso en las libertades y una injerencia de China.

En virtud del principio «Un país, dos sistemas», que rigió la retrocesión, Hong Kong goza de libertades inexistentes en China, en teoría hasta 2047. Pero un sector de la población cree que Pekín socava cada vez más esos derechos.

El lunes, la aerolínea hongkonesa Cathay Pacific advirtió a sus empleados que podrían ser despedidos si apoyan o participan en las manifestaciones «ilegales» en Hong Kong.

  • «Cada vez más peligroso» –

En las últimas semanas de movilización se multiplicaron los enfrentamientos entre policías y manifestantes.

«Esto cada vez es más peligroso, pero en este punto, si no seguimos saliendo a las calles, nuestro futuro será cada vez más aterrador y perderemos nuestras libertades», confió una manifestante de 22 años apellidada Chan.

Los agentes lanzaron el domingo gases lacrimógenos en el metro y en calles comerciales llenas de gente, y los manifestantes respondieron lanzando ladrillos o devolviéndoles los gases lacrimógenos.

Un responsable del gobierno de Hong Kong informó que 45 personas resultaron heridas en los enfrentamientos, dos de ellas de gravedad, incluida la mujer que habría perdido la vista de un ojo.

Las imágenes de la mujer en el piso, con el rostro cubierto de sangre, se volvieron rápidamente virales y se emplearon en carteles con el eslogan «ojo por ojo», llamando a nuevas manifestaciones.