Un estudio de científicos argentinos revela que el efecto nocivo del aire contaminado de las ciudades a nivel cardíaco no solo es consecuencia de la acción directa de las partículas sobre el corazón, sino que depende también especialmente de la inflamación pulmonar generada por su inhalación. El descubrimiento se ha publicado en la revista ‘Cardiovascular Toxicology’.

“El hallazgo podría tener implicancias terapéuticas para personas expuestas a la contaminación aérea”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Deborah Tasat, miembro del equipo de investigación y jefa de laboratorio del Centro de Estudios en Salud y Medio Ambiente (CESyMA) de la Universidad Nacional de San Martín e investigadora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), todas estas entidades en Argentina.

La polución del aire es un factor de riesgo cardiovascular conocido. Se calcula que produce por año casi 800.000 muertes adicionales en Europa, de las cuales entre el 40 y el 80 por ciento son por infartos o accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, el mecanismo del daño no estaba del todo dilucidado.

Ahora, tal como revela el equipo de Tasat y Nadia Orona, autora principal del trabajo e investigadora del CESyMA, y colegas hicieron diferentes experimentos in vitro para aportar nuevas pistas.

Por un lado, para medir el daño directo de la contaminación, expusieron a células cardíacas HL-1 (cardiomiocitos) a dos tipos de contaminantes ambientales: partículas aéreas de la Ciudad de Buenos Aires procedentes de vehículos y cenizas residuales de la combustión del petróleo de origen industrial