De un papel muy marginal y subordinado que tenían décadas atrás, los niños y adolescentes dominicanos que componen la nueva generación “Z” o ‘Centennials’s han comenzado o gravitar en los modelos de vida del país.

Se les ve, ya, como la auténtica base de la modernidad y se les abren las puertas de las oportunidades para que crezcan formados en una nueva civilización que afinca, en la tecnología, fundamentalmente, las palancas del futuro.

Lejos de vivir, como sus antecesores, sometidos a patrones de conducta y comportamientos dictados por padres que cuidaban con celo los valores de una época, los niños y adolescentes de ahora actúan con más autonomía e independencia ya que manejan informaciones y destrezas tecnológicas y asumen los nuevos iconos de la modernidad, en una acelerada ruptura con el pasado.

La mayoría de los niños menores de 12 años ha nacido en un mundo globalizado que les permite, con el uso de las herramientas de la comunicación masiva, interactuar con sus iguales, determinar nuevas preferencias de consumo, forzar dramáticos e impostergables cambios de los modelos de la educación formal y anidar en sus mentes aspiraciones que sus padres, todavía, no imaginan.

entretenimiento, en el mercado de las tecnologías y en otros aspectos de nuestra cultura.

Con este nuevo “Dossier de investigación”, que también pone sus focos en las vulnerabilidades que tiene esta generación frente a las amenazas a la salud, a su sexualidad, a su integridad física y a un futuro que se vislumbra más dominado por la automatización del trabajo humano, pasamos revista a las cosas que han quedado atrás o desfasadas y que no les interesa para nada.

Incluye un balance de los patrones de vida y comportamiento del pasado y del presente, entrevistas a chicos de esta generación, estudio del impacto que ellos han provocado en la industria del entretenimiento, especialmente la que discurre a través de la televisión, el cine, los espectáculos, así como el estado de la literatura infantil en los tiempos del teléfono inteligente, las “tabletas” y las redes sociales.

De igual modo, trata sobre los costos del ocio, el entretenimiento, la alimentación y la adquisición de tecnologías modernas, la participación de los niños en las políticas de ahorro de las instituciones financieras, los modelos del “niño proyecto”, los espacios de recreación en los tiempos del YouTube y las adicciones a los videojuegos, las distancias marcadas en la socialización familiar y los indicadores de la salud infantil en un país de altos índices de mortalidad.