El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, admitió ayer que hay «enfrentamientos» en el interior de su gabinete y abrió la puerta a nuevas renuncias, pero se mostró confiado en la solidez de la transformación que él propugna y en el buen avance de la economía.

«Se producen incluso enfrentamientos al interior del mismo Gobierno, de los mismo grupos. No es tanto (una ruptura) sino diferencias, pero el Gobierno continúa su marcha sin problemas», apuntó el mandatario desde Palacio Nacional en la conferencia de prensa matutina.

Este martes, de forma sorpresiva, anunció su renuncia el ministro de Hacienda, Carlos Urzúa, alegando discrepancias con López Obrador, toma de decisiones sin «sustento» y con «extremismo» y conflictos de interés.

Una hora después, Urzúa fue sustituido por Arturo Herrera, previamente subsecretario de Hacienda y Crédito Público, quien aseguró estabilidad macroeconómica y el blindaje de las finanzas públicas.

Para el líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en un Gobierno democrático como el suyo siempre «existen diferencias y discrepancias».

Explicó que en la «cuarta transformación de México» -que él impulsa y sucede a la de la independencia, las reformas liberales y la Revolución- se lograrán grandes cambios de forma pacífica.

Y añadió que «incluso pueden haber hasta otras renuncias».

«Tuve diferencias con él (Urzúa), lo respeto mucho pero estamos en un proceso de transformación y aquí no se oculta nada», dijo el mandatario.

Entre estas diferencias, reveló que Urzúa le planteó un Plan de Desarrollo con «una concepción todavía en la inercia neoliberal», el cual fue rechazado por López Obrador y fue el mismo presidente quien escribió el plan definitivo.

De acuerdo con el mandatario, el plan de Urzúa era similar al que podría haber presentado José Antonio Meade, excandidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y contrincante de López Obrador.

Por ello, se aprobó una versión alternativa, ya que era necesario «marcar la diferencia» respecto a los anteriores Gobiernos y acabar con «la política privatizadora».

Aunque no había dado nombres concretos, Urzúa criticó en su carta de renuncia la «imposición» de funcionarios sin conocimiento de Hacienda pero con «influencia» y «conflictos de interés» en el Gobierno.

En ese sentido, el presidente admitió que Urzúa tenía mala relación con Alfonso Romo, jefe de la Oficina de Presidencia y que también preside el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y Crecimiento Económico.

Asimismo, López Obrador reveló disputas de Urzúa con la titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos-Farjat, y en la manera de manejar la Banca de Desarrollo.

Sin embargo, el mandatario negó la existencia de conflictos de interés y descartó abrir una investigación sobre este asunto.

El presidente alabó a Herrera, el nuevo ministro: «Es una gente a la que le tengo confianza. Está bien formado. Es un buen profesional de la economía, es honesto y tiene sensibilidad social», aseveró.

Y finalmente, defendió el avance de la economía en México, pese a que este martes se resintieron los mercados.

«Hubo algún ajuste en el movimiento del peso, pero el peso está fortachón, aguanta», afirmó el político, quien destacó las «finanzas públicas sanas» del país.

Dijo que no hay deuda, el déficit no crece y la inflación está contenida.

La renuncia de Urzúa es la más relevante en los seis meses de Gobierno de López Obrador, aunque se contabilizan casi una decena de altos funcionarios dimitidos.

Este mismo martes dejó el cargo también el titular de Antisecuestros de la Fiscalía General, Gualberto Ramírez Gutiérrez .

A mediados de junio, y en plena crisis migratoria, el titular del Instituto Nacional de Migración (Inami) de México, Tonatiuh Guillén, renunció a su cargo.

Y en mayo hizo lo mismo el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Germán Martínez, siendo la primera gran baja del Gobierno.