En 2015, la revista Nature confirmó que la genética es el factor que más influye en el sobrepeso y la obesidad, por encima de la dieta o el ejercicio. Sin embargo, para controlar el almacenamiento excesivo de grasa, muchos especialistas se centran en acabar con los malos hábitos dietéticos y el sedentarismo.

 

Ahora, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Taiwan revela qué tipo de actividades son las más eficaces para frenar esta enfermedad crónica, que solo en España afectaba a 24 millones de personas en 2016.

 

La investigación ha sido elaborada en 18.000 personas de entre 30 y 70 años, que formaban parte de una base de datos china de investigación biomédica.

 

Publicado en la revista PLoS Genetics, el trabajo confirma que practicar jogging (correr de forma más pausada) era la mejor forma de controlar la obesidad, seguida de otros deportes como el ciclismo de montaña, el senderismo, la marcha atlética, ciertas modalidades de baile y el yoga.

 

Según los autores, estos deportes ayudan a reducir el índice de masa corporal (IMC) en individuos, cuya genética les hace más propensos a tener un peso excesivo. Pero, ojo, habría que practicarlos de forma regular, es decir, tres veces a la semana durante, al menos, 30 minutos.