Científicos de la Universidad de Cádiz, adscritos al Instituto de Investigación e Innovación en Ciencias Biomédicas (INIBICA), han colaborado de forma activa en la puesta en marcha de un innovador procedimiento conocido como Estimulación Cerebral Profunda (ECP), en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz, de España todas estas entidades. El tratamiento está dirigido principalmente a pacientes con trastornos (neurológicos) del sistema nervioso que causan movimientos involuntarios y rítmicos como los que ocurren en personas que padecen enfermedades como la de Parkinson o el Temblor Esencial, y en los que los tratamientos habituales han dejado de ser efectivos.

La ECP, que está considerada una terapia invasiva pero altamente efectiva, consiste en introducir electrodos en las estructuras cerebrales dianas que se saben que son responsables o participan dentro de la sintomatología patológica del trastorno que se esté tratando. Es decir, en el caso del Parkinson, por ejemplo, la ECP consiste en implantar en el interior del cráneo, en el núcleo subtalámico, una serie de electrodos profundos que “reactiven” esta área – en este caso inhibiéndola- y así se consigue restablecer el circuito anómalo que es la base de los síntomas patológicos característicos propios que se observan en estos pacientes.

Esta técnica, que hasta la fecha solo se empleaba a nivel terapéutico en hospitales de referencia, ha comenzado a ser usada en el hospital gaditano en pacientes refractarios con Parkinson, pudiéndose ser aplicada en un futuro para otras patologías, como el Temblor Esencial, “ya que está comprobado que la ECP puede ayudar a pacientes con trastornos psiquiátricos como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o la Depresión Mayor”, para lo que se debe introducir el electrodo profundo en estructuras cerebrales diferentes. “Dependiendo de cada trastorno, y estos pueden ser muy diversos, se puede analizar si esta terapia es efectiva o no e introducir los electrodos en la región del cerebro que sea más conveniente”, como explica Javier González Rosa, uno de los investigadores responsables de la implementación de esta técnica en Cádiz.