Se ha descubierto la presencia, por primera vez en el espacio, de una molécula portadora de calcio: el isocianuro de calcio o CaNC.

 

El trabajo es obra de un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España. Los resultados se han obtenido a partir del análisis de datos del radiotelescopio IRAM 30m, en Sierra Nevada (Granada, España), y gracias a la información recogida durante 35 años sobre la química de la estrella evolucionada IRC+10216, situada a unos 500 años luz, hacia la constelación de Leo. Las conclusiones del trabajo aparecen publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.

La detección de moléculas metálicas en el espacio es clave para comprender cuántos de estos metales se encuentran en la fase gas del medio interestelar y cuántos de ellos componen los granos de polvo que expulsan las estrellas en sus últimas etapas de vida. El calcio, un elemento esencial en los minerales del planeta Tierra y de otros cuerpos sólidos del sistema solar, que además juega un papel importante en la formación de las estructuras óseas de los seres vivos, no había sido detectado hasta ahora formando moléculas con otros elementos.

“La detección del isocianuro de calcio en el espacio es un paso más para comprender la evolución físicoquímica del medio interestelar y, además, un pequeño avance para comprender la contribución de dichas especies metálicas a la composición de los granos de polvo y, por lo tanto, a nuestros propios orígenes”, destaca el investigador del CSIC José Cernicharo, del Instituto de Física Fundamental.

Tras analizar los datos, los científicos llegaron a la conclusión de que el isocianuro de calcio se produce en las capas intermedias y externas de la envoltura circunestelar de IRC+10216. En ella ya se habían detectado anteriormente especies metálicas, pero nunca con calcio.

Las estrellas evolucionadas son estrellas de tamaño medio en sus últimas etapas de vida que aumentan su tamaño y expulsan el material que las compone en forma de capas y de manera paulatina (al contrario que las supernovas, que son estrellas de mucha masa que estallan por colapso gravitatorio). Estrellas como nuestro Sol pasarán por esta fase, enriqueciendo su entorno al aportar los elementos en forma de moléculas y, en una pequeña proporción, granos de polvo.