Investigadores del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid (UVa), el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, el Hospital Universitario de Salamanca y la Universidad de Salamanca (España) han analizado los datos contenidos en seis estudios independientes para comprobar si aquellas personas que presentan el polimorfismo rs243865 MMP-2 tienen mayor riesgo de desarrollar de Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE). Los resultados, publicados en ‘PLOS One’, indican que no existe ninguna relación, a diferencia de lo recogido en algunos estudios individuales previos con poblaciones reducidas.

 

En los últimos años, la medicina personalizada está transformando la asistencia sanitaria. La información que la comunidad científica dispone sobre determinados biomarcadores -genes, proteínas, etc.- está permitiendo adaptar los tratamientos a las características propias de cada paciente e incluso permite pronosticar cómo va a evolucionar una enfermedad.

 

Pero llegar a estos biomarcadores no es una tarea fácil. Multitud de estudios y ensayos clínicos se quedan por el camino y algunos que sí parecen representativos pueden no obtener buenos resultados cuando se trasladan a la práctica clínica.

 

Uno de los muchos biomarcadores candidatos que han sido descritos en la literatura científica es el polimorfismo rs243865 MMP-2, el cual parece estar asociado a un mayor riesgo de desarrollo de Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE). Esta enfermedad se considera la principal causa de ceguera entre las personas mayores de 65 años y es un problema que puede ir en aumento debido al progresivo envejecimiento de la población española, ya que unos de los principales factores de riesgo es la edad. Por ello, encontrar biomarcadores que puedan dar pistas sobre aquellas personas con mayor predisposición a desarrollarla es fundamental.